SU HISTORIA, LOS CLAUSTROS GÓTICOS Y LA IGLESIA
Lo que hoy se conoce como Convento de Cristo de Tomar es un impresionante conjunto monumental de más de cuarenta y cinco hectáreas que engloba distintas construcciones de diferentes épocas a lo largo de siete siglos de historia, una auténtica ciudad en la margen derecha del río Nabão elevada en un cerro, la Mata dos Sete Montes, dominando todo el horizonte.

Levantado sobre vestigios militares de épocas romana, visigoda y musulmana, la primera construcción bajomedieval fue un castillo templario con una capilla centralizada, conocida como “Charola”, un conjunto que empezó a erigirse en 1160 por orden de D. Gualdim Pais, Maestre provincial de la Orden del Temple en Portugal, tras una donación del rey D. Afonso Henriques a los templarios de la villa de Tomar y de las tierras comprendidas hasta Santarém como forma de consolidar unos territorios que habían sido reconquistados a Al-Ándalus y como parte de un sistema de fortificaciones entre los ríos Tajo y Mondego que buscaban proteger el acceso desde el sur a Coímbra, la capital del recién creado Reino de Portugal, terminándose a fines del siglo XII.
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Plaza de la República de Tomar, con una estatua de Gualdim Paris y el castillo sobre la colina, dominando la población |
Tras la abolición del Temple por bula Vox in excelso de Clemente V en 1312, D. Dinis, por razones de Estado, reconociendo que sus miembros habían sido esenciales para la consolidación del reino de Portugal y teniendo en cuenta la especial situación de la Península Ibérica en relación con Al-Ándalus, ideó una estratagema para “saltarse” la orden papal y en 1319 logró otra bula del nuevo papa, Juan XXII, para la fundación de la Ordo Militae Jesu Christi u Ordem Militar de Nosso Senhor Jesus Cristo, más conocida, simplemente, como Orden de Cristo, donde quedaron integrados los antiguos templarios portugueses, y a la que le fueron trasferidos todas las gracias y privilegios que habían pertenecido al Temple portugués y todas sus propiedades, entre las que estaba la fortaleza de Tomar, que a partir de 1357 se convirtió en la sede de la Orden de Cristo.
Igual que el Temple, siguió sujeta a la regla cisterciense, con el abad de Santa María de Alcobaça como su mentor espiritual y visitador, y con un hábito muy semejante, blanco con una cruz patada griega de color rojo aunque con otra de plata inserta, lo único que los diferenciaba.
Con la designación del infante D. Henrique, hijo de D. João I y D. Filipa de Lencastre, como gobernador de la Orden en 1417, se inicia un periodo en el que dicho cargo es asumido por un miembro de la familia real y la Orden de Cristo se convierte en instrumento excepcional y firme aliada al servicio de la corona en el periodo de expansión portuguesa, la época de los Descubrimientos en los siglos XV y XVI. En 1421, además, se adoptó la regla de la Orden de Calatrava para lograr la independencia del Císter.
D. Henrique transformó la antigua casa militar templaria en palacio, el denominado Paço do Infante, del que hoy sólo quedan ruinas, y promovió la construcción de un convento para dar acomodo a una rama de frailes contemplativos, con la construcción del Claustro da Lavagem y el Claustro do Cemitério y con una primera modificación de la Charolamediante la apertura, en el lado oeste, y aprovechando el grosor del muro, de un coro o tribuna.
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Ruinas del Paço do Infante |
Durante el reinado de D. Manuel I (1495-1521), que asumió personalmente el cargo de gobernador, Tomar se convirtió en fiel reflejo del poder real y de la fuerza de la fe católica defendida por la corona, que cuenta con la Orden portuguesa como firme aliada, materializado en una profunda transformación de la iglesia, que fue posible gracias a la riqueza proveniente de ultramar y que obligó a romper la cerca del recinto hacia occidente y expropiar las casas de la villa que había intramuros de la muralla exterior, cuando sus gentes tuvieron que asentarse fuera del recinto amurallado.
En el tomo IV de Leitura Nova da Estremadura, un libro iluminado de tiempos de D. Manuel I conservado en los Arquivos Nacionais-Torre do Tombo de Lisboa, hay una representación de Tomar en la que se ven el recinto amurallado, la Charola con su primitiva escalera de entrada, algunas casas del burgo, el palacio del Temple y, hacia occidente, el paño de la muralla que las construcciones manuelinas y joaninas derribaron en el siglo XVI.
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Folio 35 del tomo IV de Leitura Nova da Estremadura |
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A la izquierda se ve una parte de la población que habitaba protegida por la muralla, a la derecha está la Charola con su primitiva portada orientada al sur y más a la derecha, el palacio de los Templarios transformado en convento de la Orden de Cristo por el Infante D. Henrique |
En 1528 D. João III encargó a fray Antonio de Lisboa, monje jerónimo de Guadalupe, una profunda reforma de la Orden de Cristo en la que quedó suprimida la rama de caballería para pasar a ser solo contemplativa, bajo Regla císter de clausura. De acuerdo a estos nuevos usos, se hicieron necesarias una reorganización del espacio monasterial e importantes ampliaciones para dar cabida a una vasta comunidad de frailes.
Juan del Castillo, artífice cántabro al servicio de la corona lusa, conocido en Portugal como João de Castilho, es el encargado de empezar a levantar el Claustro de Santa Barbara, el Claustro da Hospedaria, el Claustro da Micha, el Claustro dos Corvos y el Claustro principal, prácticamente demolido en su totalidad por Diogo de Torralva a mediados del siglo XVI, cuando todavía no estaba concluido, para edificar el que hoy se conserva.
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Claustro da Hospedaria |
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Claustro dos Corvos |
Durante el reinado de Felipe II, coronado rey de Portugal en 1581 precisamente en unas Cortes celebradas en Tomar, cuando el país quedó anexionado a la Monarquía Hispánica, y que asume el cargo de gobernador de la Orden, se continúa el programa de remodelación y Filipe Terzi culmina el Claustro principal, de ahí que también sea conocido como de los “Felipes”, e inicia el Aqueducto dos Pegões.
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Claustro principal |
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Aqueducto dos Pegões |
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Fachada sur del convento, acoplada al acueducto |
La sacristía nueva, ya manierista, en la crujía oeste del Claustro do Cemitério, la Portaria Real y la Sala dos Reis, en la crujía superior este del Claustro de la Hospedería, y los Corredores do Cruzeiro, sobre el Claustro dos Corvos y el Claustro da Micha, en los que se distribuyen celdas de los monjes, son ya de época de Felipe III.
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Corredor do Cruzeiro con las celdas de los monjes |
La Enfermería y Botica, en la crujía superior norte del Claustro da Hospedaria, prolongada por todo el flanco norte hasta llegar a la zona del castillo templario, conformando una imponente fachada, comienza a levantarse en el reinado de D. João IV, en el último cuarto del siglo XVII, y se concluye en el XVIII.
Con las leyes de desamortización del siglo XIX y la extinción de las órdenes religiosas en Portugal el convento fue desalojado, transferido a la Hacienda Pública y vendido en parte, cuando D. Antönio Bernardo da Costa Cabral, después I conde y I marqués de Tomar, adquiere las dependencias en torno al Claustro dos Corvos y parte del terreno dentro de la cerca de Mata dos Sete Montes y las acondiciona como residencia de campo y explotación agrícola al tiempo que promueve la conservación del monumento y busca financiación para restauraciones urgentes.
Con la llegada de la República portuguesa en 1910 el Estado dio uso a otros espacios conventuales. Así, la Rotonda se convirtió en parroquia, la enfermería se transformó en Hospital Militar y el Claustro de Micha y el Claustro dos Corvos junto con el refectorio, las cocinas, los dormitorios y las huertas, se convirtieron en Seminario de Misiones.
En 1918 se fundó A União dos Amigos dos Monumentos da Ordem de Cristo, una asociación que durante cincuenta años estuvo velando por conservar e investigar sobre el monumento, con un museo monográfico en el propio convento, que se convierte en su sede, y boletines periódicos, los Anais da UAMOC.
En la década de 1940 la parte del conde de Tomar también fue adquirida por el Estado, pero no fue hasta mediados de la década de 1980, tras la declaración del convento Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983, y después de que en 1974 el Seminario de Misiones hubiera quedado extinguido, cuando el Estado Portugués, a través del IPPC, el Instituto Portugués de Patrimonio Cultural, decidió convertirlo en monumento. En 1994 se inicia un proyecto global de recuperación dirigido por el arquitecto Santa Rita que se ha materializado en sucesivas campañas de restauración que han ido abriendo al público distintos espacios de este complejo y laberíntico conjunto.
Para la incorporación al monumento de la antigua enfermería del convento hubo que esperar al desmantelamiento del Hospital Militar en 2002, la única parte que en septiembre de 2013 todavía no estaba abierta al público.
En 2007 el Convento de Cristo pasó a la tutela del IGESPAR, el Instituto para la Gestión del Patrimonio Arqueológico y Arquitectónico de Portugal.
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Planta superior del gran complejo del convento de Cristo, a cota de la planta de la iglesia y el Claustro do Cemitério y a segunda altura del Claustro da Lavagem. La planta baja del resto del convento está dos alturas por debajo, aprovechando el desnivel del terreno por el lado occidental. Planta escaneada del magnífico folleto que entregan en el monumento. Las indicaciones son mías |
Todo este inmenso complejo puede dividirse en tres espacios diferentes: las ruinas del castillo templario; la casa templaria, parcialmente adaptada a palacio y convento por D. Henrique, con los dos claustros góticos; y el convento de clausura, con cinco claustros más con dormitorios, refectorio, cocina, scriptorium y el resto de espacios de uso de la vida monástica.
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Ruinas del palacio en primer término, los dos claustros góticos a continuación y, al fondo, la Charola Templaria |
En este artículo nos pasearemos por el castillo, los claustros góticos y la iglesia y dejo para otro los cinco claustros del convento de clausura con sus correspondientes estancias.
El castillo es un ejemplo excepcional de arquitectura militar en el que destacan tres murallas que delimitaban una primitiva ciudad intramuros, la Almedina y otra zona interior con el patio de armas, la zona habitacional de los caballeros templarios, la Alcazaba, con una torre del homenaje, y la Charola, capilla templaria símbolo del mundo medieval europeo, de las cruzadas y de la defensa de la fe.
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Panel explicativo en el monumento donde se ve la parte de fortaleza Templaria a la derecha y el convento, en rosa, con los ocho claustros, a la izquierda |
Es una fortificación que incorpora soluciones hasta ese momento inéditas en Portugal y presumiblemente importadas del Medio Oriente, como el talud de refuerzo en la base de la muralla para mantener a distancia las máquinas de asalto y que los proyectiles no dieran de lleno en el muro.
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Aspecto de la muralla en el que se aprecia la solución defensiva en talud |
Aunque las alteraciones del recinto a lo largo de los siglos y las sucesivas ampliaciones del convento modificaron la estructura de las murallas, entrando por la Porta de Sol, a la derecha todavía se conservan la Alcazaba y la Torre del homenaje románicas, ante una amplia explanada que termina en la Charola.
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Antigua plaza de armas, con los restos de la Alcazaba a la derecha, con la Charola al fondo |
La visita al convento comienza por los dos claustros góticos, ubicados hacia el noreste del conjunto, entre la Charola y la antigua fortaleza que fueron añadidos entre 1420 y 1460 por Fernão Gonçalves bajo el patrocinio del infante D. Henrique.
El Claustro da Lavagem es de planta cuadrangular de dos pisos con cubierta de madera. El bajo, donde se encontraban las cocinas, los almacenes y las habitaciones de los criados, se organiza mediante petril, gruesos pilares y arcos apuntados.
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Claustro da Lavagem |
La galería superior, donde estaban los dormitorios y desde donde se accede el Claustro do Cemitério, presenta antepecho macizo, columnas dobles de capitel único con decoración vegetal y arcos también apuntados. Los zócalos de azulejos de ambos claustros son ya del siglo XVI, de época manuelina.
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Galería superior norte del Claustro da Lavagem, con el acceso al Claustro do Cemiterio al fondo |
El Claustro do Cemitério está adosado a la Charola y se levantó como ámbito procesional y panteón complementario del que la Orden tenía en la iglesia de Santa Maria do Olival. También tiene planta cuadrangular pero es más pequeño y con una única altura, al mismo nivel que la galería superior del Claustro da Lavagem, repitiendo similares arcos apuntados sobre columnas dobles, éstas más esbeltas y con capiteles individuales.
La cubierta es de bóveda de cañón, el pavimento está revestido de losas sepulcrales lisas numeradas y en la crujía sur, la más cercana a la iglesia, se ubican los arcosolios funerarios de D. Diogo de Gama, hermano de Vasco de Gama y capellán de D. Manuel I, y D. Baltazar de Faria, diplomático al servicio de D. João III, de 1584.
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Crujía sur del Claustro do Cemitério, con los arcosolios funerarios de D. Baltazar de Faria y D. Diogo de Gama |
En la esquina sureste se ubica la Capela de São Jorge, que a fines del siglo XV, ya en el reinado de D. Manuel I, empezó a desempeñar funciones de sacristía hasta la construcción de la Sacristía nueva en la crujía oeste. Es de planta cuadrangular con bóveda de crucería y el testero occidental, en contacto con la iglesia, está ocupado por el arcosolio de los fundadores de la capilla en 1426, D. Vasco Gonçalves de Almeida y su mujer, D. Meça Lourenço, ayos del Infante D. Henrique 1426. Es un ámbito que pasa desapercibido porque en la actualidad aloja las taquillas de entrada al monumento.
En tiempos del Infante D. Henrique en la crujía oeste se ubicaba la Sala capitular, pero a fines del siglo XVI este ámbito se modificó para construir la Sacristía Nueva, obra de Francisco Lopes con portada encuadrada por pilastras dóricas y frontón. Es de planta rectangular, iluminada por vanos en sus testeros oriental y occidental y organizada mediante pilastras en estípite bajo entablamento dórico que sustenta una bóveda de cañon casetonada pintada con grutescos dorados, armas reales, esferas armilares y cruces de la Orden sobre fondo negro que responde a unas obras de unificación estilística en 1629, ya de época filipina.
Al lado de la sacristía está el arcosolio de 1599 de D. Pedro Álvares Seco, contador de la Orden, compuesto por un túmulo en arca bajo un obelisco decorado con lar armas del finado.
A continuación está la Capela Portocarreiros, terminada en 1626 por patrocinio de Antonio Portocarreiro, preceptor de las rentas de la Orden, como capilla funeraria de su familia, con planta rectangular, bóveda de medio punto casetonada y completamente decorada con azulejos de paneles geométricos y escenas de la Pasión de Cristo.
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A continuación se visita la iglesia. En origen solo fue la Charola, con una primera fase constructiva románica pero terminada ya en estilo gótico. Tiene planta de dieciséis lados con ventanas geminadas entre potentes contrafuertes exteriores y un tambor central octogonal con cubierta nervada que genera un deambulatorio cubierto con bóveda de cañón, la típica rotonda de la arquitectura templaria con varios ejemplos más en el resto de Europa y que toma como referencia el Santo Sepulcro, templo de los Cruzados y la primera iglesia que los Templarios custodiaron en Jerusalén, que se basó en la Mezquita de la Roca, construida en el siglo VII por arquitectos griegos en el solar que antes había ocupado el Templo de Salomón, que a su vez sigue el paradigma de la iglesia del Santo Sepulcro de Constantino, del 335. El remate almenado es un testimonio de su doble papel como lugar espiritual y bastión defensivo. |
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Exterior de la Charola |
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Interior de la Charola |
En el periodo del infante D. Henrique se produjo una primera alteración de la capilla templaria con la apertura en dos de los tramos occidentales de un coro o tribuna aprovechando el grosor de los muros.
Pero su mayor transformación comienza en 1515, cuando D. Manuel Iencarga al arquitecto Diogo de Arruda, su conversión de templo románico en iglesia de planta longitudinal, para lo que fue necesario romper la muralla hacia el oeste.
La antigua Charola fue transformada en capilla mayor mediante la apertura de un gran arco de triunfo apuntado y la adición de un nuevo cuerpo rectangular de tres tramos y dos alturas que aprovechan el desnivel del terreno. Se cambió el concepto al romper la centralidad pero sin acabar con la idea simbólica relacionada con el Santo Sepulcro.
Plano de la iglesia, con la Charola transformada en capilla mayor |
El coro alto, con balaustrada de madera entre la que se intercalan cuatro balaustres de piedra taraceada, está iluminado mediante grandes vanos laterales ligeramente apuntados y óculo en el testero occidental y presenta cubierta de combados apoyada sobre ménsulas decoradas con elementos vegetales, ángeles, esferas armilares, escudos reales, cruces de la Orden… ya obra de Juan . La sillería original gótica, de Olivier de Gant, fue destruida durante la invasión francesa, hoy sustituida por otra del siglo XVIII con dos niveles de asientos procedente se la iglesia de Santa Joana de Lisboa.
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Coro alto |
El sotocoro, primero sacristía y después sala capitular, presenta una contundente bóveda de terceletes muy aplanada y está iluminado por dos ventanas, una al sur, parcialmente tapada por el posterior Claustro principal, y otra en el testero occidental, con profusa decoración exterior y conocida como “Janela do Capítulo” uno de los elementos paradigmáticos del convento.
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Sotocoro, con la “Janela do Capítulo” enfrente |
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Decoración exterior de la ventana sur de la sala capitular, casi tapada al construirse el posterior Claustro principal |
La nueva iglesia fue decorada con un estudiado programa iconográficodefinido por el propio D. Manuel I en relación con la religión y la expansión y la concepción imperial que quiere proyectar el monarca de Portugal.
La Charola está separada de la nave mediante una balaustrada de madera y piedra y su profusa decoración se compone de pintura mural con escenas de la Vida de Cristo atribuida a Domingos Vieira Serrão y/o Simão de Abreu, pintura mural con ángeles con los instrumentos de la Pasión atribuida a Fernão Anes, hasta la década de 1980 recubierta de cal y sacada a la luz tras una restauración, esculturas de madera policromada de profetas y santos y una Crucifixión de Olivier de Gant terminadas por Fernão de Munhoz, y un conjunto de catorce grandes tablas que repiten el ciclo de la Vida de Cristo, de las que se conservan siete, atribuidas al taller del pintor real Jorge Afonso.
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Entrada en Jerusalén de Jorge Afonso |
Las pinturas del arco de triunfo también se atribuyen a Domingos Vieira Serrão y Simão de Abreu. En el intradós aparecen los bustos de los Evangelistas y cruces de la Orden en tondos y en el lado de la Epístola hay un púlpito con base circular de piedra y petril de balaustres bajo baldaquino, que en el del Evangelio se corresponde con un trampantojo que lo imita en pendant. Sobre la clave se representa la Resurrección.
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Intradós del arco, con una Cruz de la Orden central flanqueada por los Evangelistas Juan y Mateo |
Antes de cubrir la nave de la iglesia, Juan del Castillo ya se había encargado de construir una nueva portada en el lado sur, con la primitiva, orientada al este convertida en ventana, el primero de todos los trabajos que este prolífico artista realizó para el convento, todavía durante el reinado de D. Manuel I.
Hacia el interior muestra arco rebajado con decoración vegetal enmarcado por dos columnas torsas y en el exterior soporta mayor carga decorativa.
La portada exterior está enmarcada por dos contrafuertes prismáticos rematados con pináculos y se organiza mediante un pórtico abierto con arco de medio punto angrelado y cubierta de bóveda rebajada nervada que cobija un vano de tres arquivoltas de medio punto en el que se desarrolla el repertorio decorativo manuelino, abarcado por otro trilobulado que cobija una esfera armilar y sobre el que se sitúa la Virgen con el Niño bajo dosel rodeada de Profetas y Doctores de la Iglesia, todos ellos, a su vez, enmarcados por otro arco mixtilíneorematado con una Cruz de la Orden de Cristo.
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Portada sur de la iglesia, obra de Juan del Castillo |
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Detalle de la decoración de la portada sur |
Las grandes ventanas de los testeros laterales, enmarcados por potentes contrafuertes con profusa decoración rematados por pináculos, tienen dos o tres arquivoltas con motivos decorativos vegetales, grutescos y heráldica manuelina, y todo el cuerpo culmina en una crestería con esferas armilares y cruces de la Orden de Cristo.
La fachada occidental presenta, flanqueada por sendos contrafuertes, dos de los elementos más conocidos de Tomar: la “Janela da Sala do Capítulo” y el óculo, con una profusa decoración inspirada en la orfebrería, los textiles y la naturaleza, sobre todo marina, y con abundante presencia de cruces y esferas armilares, una mezcla característica de un peculiar decorativismo que en el siglo XIX empezó a denominarse “estilo manuelino”, símbolo de un periodo histórico caracterizado por la expansión portuguesa ultramarina.
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Fachada occidental |
La ventana parte de las raíces de un árbol sostenidas por un busto de hombre y con la decoración como trepando por unos mástiles compuesta por motivos vegetales y marinos, con algas, maromas, cadenas, corcho… en relación con la construcción de barcos, puestos en relación con un momento histórico en el que el mar se tomó como referente, lo mismo que el óculo superior, que representa velas hinchadas por el viento.
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“Janela do Capítulo” del convento de Tomar |
Otro grupo de historiadores opinan que el significado va mucho más allá y consideran que toda la fachada responde a un concienzudo programa iconográfico basado en la heráldica y la emblemática para mostrar un vínculo entre la Orden de Cristo y el origen divino de la dinastía manuelina, todo un testero conformado como gran cartel propagandístico de la dignidad que suponía ser envestido caballero de la Orden, con D. Manuel como cabeza de la misma.
Según esta sugerente interpretación, los caballeros armados con escudo, esfera armilar y cetro, el cinturón con hebilla que rodea el contrafuerte derecho y la representación de unas raíces enteras que aparecen por debajo serían la representación del reino terrenal, el de los guerreros, identificando la hebilla con el símbolo de la Orden de la Jarretera, de la que D. Manuel era miembro, artífice de una sólida política, y con la raíces asentadas en la tierra.
Los ángeles, la cadena y unas raíces cortadas del contrafuerte izquierdo simbolizarían el reino espiritual, de ahí que las raíces no entren en contacto con la tierra, y con las cadenas puestas en relación con la Orden de Cristo, una institución religioso-militar, al servicio de Dios y no del hombre, una filosofía muy distinta a la de la Orden de la Jarretera.
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Uno de los caballeros del contrafuerte de la derecha |
En cuanto a la ventana, el anciano de la parte baja se interpreta como Jesé, del que surge el árbol de las profecías y que culmina con un escudo real bajo una cruz de la Orden de Cristo, símbolo de D. Manuel I como Enmanuel, el nuevo Mesías que ha venido a salvar a los hombres.
Frente a la portada sur de la iglesia, a fines del siglo XV empezó a levantarse una nueva Casa do Capítulo, donde después se reunieron las Cortes convocadas por Felipe II en las que fue legitimado como rey de Portugal.
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Casa do Capítulo |
*Por Sira Gadea
Vuelvo a leer el artículo y entre lo atractivo que es y la cuarentena en casa me estoy volviendo loco, quiero viajar y visitar Tomar , jejejejeje.
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Pingback: EL MISTERIO DE MARACLEA Y EL TEMPLE – Secretum Templi
Muchas gracias por compartir Maestre Cesar
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