Aunque Mel Gibson atribuyó el nombre de «corazón valiente» a William Wallace en su película, el auténtico Braveheart fue Robert de Bruce, el primer rey de la Escocia independiente. Antes de fallecer de lepra en 1329, el monarca, que no había podido participar en ninguna cruzada, dio orden de que a su muerte le extrajeran el corazón, lo embalsamaran y lo llevaran hasta la iglesia del Santo Sepulcro. El encargado de tan delicada misión fue su mano derecha, sir Douglas, que con el corazón del rey colgado a su cuello en un relicario, partió hacia Tierra Santa acompañado por un puñado de sus mejores hombres.

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